Arquitecto Pierre-Victor Jamaer (1875 – 1895)

Regreso al pasado

Todo en esta sala nos sumerge en la Edad Media: la columna de capitel esculpido del que florecen arcos ojivales, las ventanas con su entramado de vidrios blancos o coloreados, la puerta de madera de hojas talladas en forma de pergamino…

 

Esta atmósfera medieval dominará todo el recorrido por el museo, en especial la gran escalera de roble iluminada por vitrales con representaciones heráldicas, y la amplia sala de la segunda planta, cuyo impresionante techo de madera recuerda el casco de un barco al revés.

Una obra maestra del neogótico

En realidad, el edificio solo se remonta al último cuarto del siglo XIX. Fue diseñado en estilo neogótico, que toma prestadas las formas decorativas del Medioevo para reinterpretarlas. Su construcción se emprendió tras el derribo del edificio que venía ocupando ese mismo lugar en la Grand-Place desde el siglo XVI. La opción de restaurar simplemente este último se tuvo que descartar por el pésimo estado de sus cimientos.

Aunque la nueva construcción se inspira en gran medida en la antigua, presenta sin embargo un estilo más flamígero e incorpora en su exterior numerosos añadidos tales como galerías, abundantes estatuas historiadas así como una torre central rematada por un campanario.

La Casa del Rey

El nuevo edificio conservó en francés el nombre de Maison du Roi (Casa del Rey) con el que se conocía a su antecesor, edificado entre 1515 y 1536. Este último había sido construido para albergar un complejo administrativo a petición de Carlos Quinto, soberano que no solo gobernaba los reinos de Castilla y Aragón, como bien sabemos, sino un extenso territorio que abarcaba entre muchos otros el Ducado de Brabante, cuya ciudad principal era Bruselas.

Si alzan la vista hacia la parte más alta de las paredes de esta sala verán cinco elementos ornamentales esculpidos en piedra caliza. Proceden de la antigua fachada lateral derecha y son los únicos vestigios que se conservan de la Casa del Rey del siglo XVI. Los escudos esculpidos y antiguamente policromados que se ven a los lados representan varias de las posesiones de Carlos Quinto y desempeñaban la función simbólica de afianzar su prestigio en pleno corazón de Bruselas, uno de sus lugares de residencia favoritos.

El mercado del pan

La antigua Casa del Rey había ocupado a su vez el lugar de un mercado cubierto construido en el siglo XIII para los panaderos bruselenses. De hecho, hoy en día, el edificio actual sigue siendo conocido en neerlandés con el nombre de Broodhuis (que quiere decir “casa del pan”).

Etapa siguiente

En esta misma sala, entre las esculturas medievales expuestas, se encuentra la siguiente obra comentada.