Óleo sobre lienzo. Cornelis Christiaen Dommershuizen (1887)

El pintor holandés Dommershuizen, especialista en paisajes pintorescos, marinas y escenas urbanas, se detuvo también en Bruselas. En este cuadro representó el bullicio de un domingo de mercado al pie del Ayuntamiento.

Un espacio para el mercado

Desde su construcción en la Edad Media, la Grand-Place ha sido siempre un lugar fundamental de intercambios comerciales. A finales del siglo XIX, acogía un mercado matutino de fruta y verdura destinado a los mayoristas, así como un mercado de flores. El domingo era día de mercado de animales, fruta y verdura.

Perros, pájaros y verdura

A la izquierda del cuadro varios perros esperan un nuevo dueño, a quien servirán de animal de compañía o de animal de tiro para carreta.

En el centro de la composición se ven las jaulas de pájaros que se vendían bien por la belleza de su plumaje, bien por la calidad de su trino, mientras que las palomas mensajeras eran muy cotizadas entre los colombófilos para concursos de velocidad.

Por último, las verduras cultivadas en los alrededores de Bruselas están expuestas en  puestos sobre caballetes o ruedas, o en cestos.

Una actividad hoy desaparecida

Entre la muchedumbre se pueden distinguir algunos vendedores ambulantes. Las carretas y hasta un tranvía tirado por caballos completan el ambiente bullicioso del lugar.
En el transcurso del siglo XX la actividad del mercado acabará desapareciendo de la Grand-Place.

Casas restauradas

La vista aquí representada es muy parecida a la que conocemos hoy en día. Las casas de la Grand-Place fueron sometidas a un proceso de restauración, que se inició en los años 1840 y culminó a principios del siglo XX, con el fin de recobrar el aspecto que ofrecían en 1695, tras su reconstrucción a consecuencia del bombardeo de la ciudad.

Vemos sin embargo que falta una casa: la Maison de l’Étoile, hoy situada a la izquierda del Ayuntamiento. Y es que solo se reconstruirá diez años después de pintado este cuadro. Además se la dotará de una galería con soportales, que no existía originalmente, para facilitar el acceso a la plaza.

Etapa siguiente

Toma la escalera para subir a la 2a planta. Una vez en el rellano, toma el pequeño pasillo a tu derecha que lleva a la sala dedicada a Manneken-Pis.